sábado, 2 de junio de 2018

Balleneros noruegos



Desde principios del Siglo XIX, el puerto de Montevideo, estuvo vinculado con las actividades relacionadas a la caza de la ballena y a la logística naviera que giraba en torno a las mismas. Luego de finalizada la Primera Guerra Mundial. La Segunda Guerra Mundial trajo la necesidad de nuevos productos extraídos de la ballena, como por ejemplo la producción de aceites para la fabricación de explosivos. Esta demanda impulsó notablemente la actividad ballenera y por lo tanto la logística que se les daba desde el puerto de Montevideo, durante el período en duró la Guerra  desde 1939 a 1945



Esta crónica fue preparada para “Proyección a la Antártida” del programa Proa al Mar del sábado 2 de junio de 2018, que se trasmite por Radio Uruguay

Vinculaciones de los noruegos con el puerto de Montevideo en la década de 1940
por Waldemar Fontes


Desde principios del Siglo XIX, el puerto de Montevideo, estuvo vinculado con las actividades relacionadas a la caza de la ballena y a la logística naviera que giraba en torno a las mismas

Desde 1904, la Compañía Argentina de Pesca, operaba una factoría en Grytviken, en la Isla San Pedro, también conocida como Georgias del Sur, a donde muchos uruguayos concurrían a trabajar como operarios en las zafras de verano.

Luego de finalizada la Primera Guerra Mundial en 1918, se había incrementado la demanda de aceite de ballena y siguió creciendo hasta 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, la que trajo aparejada la necesidad de nuevos productos extraídos de la ballena, como por ejemplo la producción de aceites para la fabricación de explosivos.

Esta demanda impulsó notablemente la actividad en Grytviken y por lo tanto la logística que se les daba desde el puerto de Montevideo y la factoría de las Georgias del Sur, siguió produciendo durante el período en duró la Guerra (1939-1945)

En 1938, antes de comenzar la guerra, los cruceros británicos HMS Ajax y HMS Exeter estuvieron en las Georgias del Sur, haciendo reconocimientos aéreos y cartografía de esas regiones, todavía poco conocidas. Estos buques luego se enfrentaron al navío alemán Graf Spee, en la célebre batalla del Río de la Plata, que terminó con el hundimiento del acorazado alemán frente a Montevideo.

En ese período, otros buques alemanes operaban en aguas antárticas contra las flotas balleneras aliadas, hundiendo o requisando varios buques pesqueros, noruegos y británicos, lo que obligó a que algunos buques mercantes de los aliados, fueran artillados para proteger la actividad industrial de los balleneros que siguieron operando a pesar del acoso alemán.

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En un artículo de Raúl Vaz Ferreira, publicado en Nuestra Tierra Nº 45, se describía cómo era la explotación ballenera en esa época, diciendo que en el período 1938-1939 actuaban en la zona, dos estaciones costeras, 34 factorías flotantes, 281 barcos de captura y trabajaban 12.715 hombres en el área.

El incremento de las capturas aumentaba en relación con los progresos técnicos. Las "ballenas", Balaenidae, y las "ballenas grises", Eschrichtidae, fueron las primeras en sufrir la depredación, por ser las más lentas.  Los "rorcuales", de desplazamiento más rápido, no pudieron ser capturados hasta 1860, cuando se inventó el arpón montado en un cañón y con carga explosiva. A partir de 1900 se expandió el uso de barcos rápidos para la captura, y desde 1906 se implantaron barcos-fábricas que permitían operar en todos los puntos del océano en que hubiese ballenas.

Después de la Segunda Guerra Mundial se introdujeron todavía perfeccionamientos más mortíferos: por ejemplo el uso de helicópteros para la búsqueda a partir de los barcos-fábricas, que comenzaron a usarse efectivamente desde 1950; la sustitución parcial del vigía por el detector de eco y el "espanta ballenas", un emisor de vibraciones ultrasónicas que hacía huir a las ballenas, que se cansaban rápidamente saliendo a la superficie, donde eran vistas y capturadas.

Ante la amenaza de la extinción total de los recursos balleneros varios países se unieron a partir de 1946 en la Comisión Ballenera Internacional, fijándose normas para limitar las capturas, determinándose áreas en las que periódicamente se establecen santuarios internacionales donde se prohíbe la captura de ballenas madres y se limita el número de ballenas de cada especie que puede ser capturado cada año.
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Los noruegos, tuvieron un papel preponderante en las actividades pesqueras de esa época y un ejemplo a destacar fue el de Thomas J. Schandy, fundador de la conocida empresa naviera que lleva su nombre.

Thomas John Schandy emigró desde Noruega siendo muy joven, desembarcando primero en Buenos Aires, para luego establecerse en Montevideo en 1912, donde se casó se casó con Rosa Gabarda, hija del patrón de la draga que servía en la construcción de los nuevos muelles del Puerto.

Thomas John Schandy, en su oficina de la rambla
portuaria Roosevelt, casi Colón (circa 1960)
(Thomas J. Schandy S & A)

Thomas Schandy comenzó a trabajar como agente marítimo y fue creciendo hasta fundar su propia empresa.  En sus comienzos, trabajó como inspector de los barcos pesqueros que arribaban en Montevideo, hasta transformarse en representante de las flotas balleneras que operaban en el Atlántico Sur.

Las tripulaciones, mayoritariamente compuestas por noruegos, pero también procedentes de otras naciones nórdicas, solían pasar el invierno en Montevideo, por lo que necesitaban servicios de gestoría, traducción y todo tipo de trámites, los cuales eran provistos por Schandy en persona. -Se dice que cientos de marinos confiaban en él como intérprete, gestor y anfitrión de confianza.

Según relata Armando Olveira Ramos en su blog “Crónicas Migrantes”, El 1 de abril de 1948 comenzó a funcionar la empresa Thomas J Schandy, la que además de los servicios especializados en la pesca de alta mar, ofrecía apoyo logístico a expediciones científicas, atendiendo la representación de la línea marítima Torm Lines de Dinamarca, que operaba con el buque de carga y pasajeros “Olga S”, pionero de la compañía en el Río de la Plata.

La primera oficina de la empresa de Thomas J. Schandy estaba en una pensión de la rambla Roosevelt, ubicada frente a la entrada del puerto, ubicación estratégica que le permitía estar en contacto no solo con la operativa portuaria, sino también con la gente que trabajaba allí.


En la década de 1940, la actividad ballenera en el puerto de Montevideo era muy intensa y cuando los marinos desembarcaban, su presencia se notaba, tal como lo describía Ramón "Loro" Collazo en su libro “Historias del bajo”, donde decía:

En Camacuá, en la esquina con Brecha estaba el café Southampton, el almacén del Templo Inglés y una rifa que después fue la casa de fotografía del "Turco". En Juan Carlos Gómez habían dos almacenes: "La Bomba", de don Vicente y el de don Casiano, la carbonería y la zapatería "La positiva".  En Bartolomé Mitre y el almacén "La flor de un día" y una cantina y en Ciudadela, dos baratillos, una hojalatería y una florería. En Yerbal estaban los boliches con bailongo: el "Talar", el "Plus Ultra" y algún otro que no recuerdo porque jamás los pisé pues en estos últimos locales nombrados las pendencias eran diarias y peligrosas.

Todos los años en el mes de abril, llegaban a Montevideo varios barcos pescadores de ballenas después de laborar casi seis meses en alta mar y sin tocar puerto. Los tripulantes eran suecos o noruegos, nunca pude diferenciar quienes eran unos u otros. Las meretrices averiguaban en el puerto el día de llegada y los iban a esperar, para desplumarlos.

En una semana estos hombres derrochaban el dinero ganado en seis meses, algunos perdían el barco y tenían que refugiarse en el Ejército de Salvación si había lugar o pedían limosna.

Lógicamente no todos terminaban así, ni todos perdían el barco de vuelta porque había quienes administraban mejor su dinero, pero al final y de a poquito, entre el alcohol y las damas lo dejaban todo en el Bajo.

Aunque hubo uno de estos hombres, que se tomó venganza por todos sus connacionales. Era noruego y buen mozo, y al quedarse sin dinero y sin barco se convirtió en rufián, viviendo en Montevideo del dinero de las meretrices que explotaba. Ese episodio podría titularse "la venganza del noruego", decía el "Loro" Collazo.

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Referencias
Uruguayos rumbo aGrytviken: Tomado de “LA ACTIVIDAD BALLENERA- VINCULOS PLATENSES Y TESTIMONIOS MONTEVIDEANOS” por Por la Lic. Cristina Montalbán. Ponencia presentada en el XIII Encuentro de Historiadores Antárticos Latinoamericanos, realizado en Ushuaia en octubre de 2013.

Thomas J. Schandy: Agencia marítima Gordon Firing Extractado del reportaje: Tres mujeres ejecutivas entre barcos y seguros por EMILIO CAZALA, Publicado en el Diario el País de Montevideo, Domingo 22 de junio de 2003 Año 85 - Nº 29406 Internet Año 8 - Nº 2516 Montevideo – Uruguay

Historias del Bajo: Los cafetines y los negocios: Por Ramón "Loro" Collazo, 
 
EXPLOTACION  BALLENERA, Tomado de “EXPLOTACION DE LOS RECURSOS NATURALES ANIMALES”, artículo de Raúl Vaz Ferreira, publicado en Nuestra Tierra Nº 45 de octubre de 1970, Páginas 47 a 49

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