En abril de 2007 se vivió una pequeña crisis que se produjo a consecuencia de la inclemencia del tiempo y tuvo aristas muy interesantes. En el vuelo de ese mes había concurrido a la Antártida un equipo de UTE, conformado por el Ingeniero Andreo Benech, Wildemar Martínez y Miguel Viera. Así recuerda lo que sucedió el Tte. Cnel. Waldemar Fontes, Jefe de la Base Artigas en la dotación Antarkos 23, del año 2007.
El rescate del generador Acuarela de Waldemar Fontes exhibida en la Antártida en la muestra Ostara 2007 |
El rescate de un generador
por Waldemar Fontes
Durante el año 2007, me tocó, por segunda vez, comandar la Base Científica Antártica Artigas (BCAA), a cargo de la Dotación Antarkos 23. Algunas de las actividades más notorias, quedaron registradas en el blog que llevaba, pero siempre quedan cosas pendientes, como esta anécdota, que fue publicada por UTE en el libro "Nuestra energía en la Antártida..." al cumplirse 25 años de trabajos en apoyo a la Base Artigas.
Les cuento...
En el vuelo de diciembre de 2006 se había transportado a Montevideo uno de los generadores para hacerle un mantenimiento mayor, quedando en la base solo dos generadores, uno de ellos al límite de sus horas de uso.
En abril de 2007, el encargado de los generadores, el Sub Oficial de Segunda Ruben López debió ser evacuado por problemas de salud y había sido sustituido en sus funciones por el Cabo de Primera Marcos Aguiar, que formaba parte del grupo de apoyo logístico que trabajaba en la base durante el verano.
A fines de abril se esperaba la llegada del último vuelo de la campaña de verano, en el que llegaría el relevo del electricista y además el generador que faltaba, el que debería ser instalado y puesto a punto para enfrentar la invernada.
Ese año el frío comenzó temprano. Ya en los primeros días de abril el mar comenzó a congelarse y se acumuló mucho hielo en la costa. El mal tiempo dificultó incluso la evacuación del Suboficial López, quien sufrió mucho pues lo había afectado una vieja lesión de la columna y ya no quedaban en la base calmantes como para aliviar sus dolores y el avión que lo iba a evacuar no podía llegar por las malas condiciones meteorológicas.
Hubo intensas ventiscas que duraron varios días y el camino hacia la base Frei fue quedando cubierto de nieve y muy difícil de transitar. Finalmente el Suboficial López fue transportado desde nuestra base hacia la base chilena en un helicóptero de la FACH (Fuerza Aérea de Chile) y desde allí a Punta Arenas en Chile, donde por fin recibió mejor atención médica, para luego evacuarlo a Montevideo.
Cuando llegó el vuelo uruguayo los días estaban lindos, pero las intensas nevadas habían bloqueado el camino en varios trechos. En verano, transportar el generador desde el aeropuerto hasta la Base Artigas era algo muy sencillo, que se hacía con apoyo de un camión Ural de los rusos, pero en las condiciones de ese momento era imposible. El camión no podía circular por el camino.
La solución sería transportar el generador en un trineo que tenían los rusos y cincharlo con un viejo tractor amarillo, con orugas metálicas, que operaba en la zona desde los tiempos de la Unión Soviética…
El famoso tractor amarillo era muy querido por todos allí, pues era el único vehículo que podía llegar
a cualquier lado y desatascar a cualquier vehículo que quedara pegado en la nieve o el barro. Así que una vez analizada la situación, los rusos comenzaron el transporte del generador sobre el trineo; la gente de la Base Artigas acompañaba el desplazamiento, ayudando a quitar la nieve que se acumulaba por el arrastre.
Todo iba bien, hasta que cuando el tractor se preparaba para subir el empinado repecho que se halla luego de pasar por la bahía de los tanques rusos, sufrió un desperfecto. Había reventado una de las poderosas orugas y el fiel tractor, que tantas veces había ayudado a otros, se quedó esta vez enterrado en el barro, en la parte más baja del camino, de donde no se lo podía mover para atrás ni para adelante.
Que el tractor hubiera quedado atascado era una pena, pero para los rusos, acostumbrados a pasar tremendos trabajos con esa potente máquina, no era ninguna tragedia. Todo sería cuestión de tiempo y tal vez en quince o veinte días, trabajando a mano allí mismo entre la nieve, reacondicionarían la oruga y el tractor seguiría andando…
El asunto era que junto con el tractor había quedado empantanado el trineo, con el generador de la Base Artigas encima.
La primera reacción de los que venían con el convoy fue desenganchar el trineo y comenzar a cavar la nieve para intentar seguir tirándolo con el carrier de la Base Artigas, lo cual funcionó para unos diez metros de movimiento, pero apenas comenzada la subida, no había manera de moverlo.
En esa campaña estaban recibiendo su bautismo antártico el Capitán de Fragata (CIME) Alejandro Deus, nobel integrante de la Dirección Logística del IAU, que pisaba la Antártida por primera vez en esos días y el Ingeniero Andreo Benech, de UTE, quien también pisaba la nieve antártica por primera vez.
(…) Cuando me vi enfrentado a esta crisis, viendo que tenía a un ingeniero lleno de bríos, que demostraba liderazgo en el terreno e inteligencia para resolver situaciones complejas y que por otro lado, tenía a un capitán de fragata, especialista en máquinas y con gran don de gentes, concluí que podría dejar el asunto del generador en sus manos, mientras yo me ocupaba de atender lo que ocurría en la base, que se había llenado de gente, con autoridades que nos visitaban, científicos, relevos y muchas cosas más.
Luego de verificar que las cosas en la base estaban encaminadas, volví al camino para verificar qué pasaba con el atasco y con gran preocupación comprobé que no habría posibilidades de avanzar, por más buena onda que le pusieran, si no se contaba con otro tipo de apoyos.
(…) En esa situación, regresé a la base con las autoridades y sin decir nada me fui a la oficina, pensando qué hacer.
La única alternativa sería pedirles ayuda a los chilenos, que si bien tenían algunos tractores, los mismos estaban destinados al mantenimiento del aeropuerto de su base y no los movían más allá de esa zona.
Para otra situación sabía que me dirían que no era posible apoyar, pero en este caso, lo tendrían que hacer… Entonces me armé de valor y llamé por radio al jefe de la Base Frei a quien le planteé la desesperada situación, explicándole que si no extraíamos el generador en ese invierno tendríamos serias dificultades y que si bien era consciente de que le pedía una ayuda excepcional, no tenía a nadie más a quien recurrir.
Durante el verano habíamos entablado una fluida amistad con el Comandante Raúl Jorqueras de la FACH y éste, al recibir mi mensaje, sin dejarme terminar me dijo que contara con su ayuda.
En pocos minutos llegó hasta donde estaba el atasco un Sno-Cat de la Base Frei con un mecánico que se puso a la orden.
Entre los uruguayos, los rusos y el chileno se evaluó la situación y se comprobó que la única forma de sacar el generador sería abriendo un camino con las palas de nieve de los Sno-Cat chilenos y eso fue lo que se empezó a hacer.
Trabajaron varias horas y se acondicionó una calle que quedó instalada entre altas paredes de nieve, por la cual podía circular el tractor de ruedas de la Base Artigas, pero eso tampoco fue suficiente. El repecho era demasiado empinado y no subía el trineo.
Como jefe, yo observaba y dejaba que el capitán Deus y el ingeniero Benech dirigieran la operación, pues lo hacían coordinadamente bien. Me volví a la base, donde la vida seguía y se estaba trabajando intensamente en otras tareas.
Más tarde recibí un llamado de que necesitaban el carrier, pues harían un intento de mover el generador, así que fuimos hacia el lugar, donde me explicaron que harían un tren con todos los vehículos disponibles, lingados y enganchados unos con otros.
Era una maniobra peligrosa pero razonable, así que les dije que siguieran adelante y me instalé en una altura a ver qué pasaba, mientras hacía fuerza mentalmente… Habían enganchado cuatro vehículos. La pala de nieve de los chilenos abría la marcha, luego al medio nuestros dos carriers y al final el Sno-cat chileno.
Por la radio se dio la orden de comenzar a marchar y lentamente el trencito comenzó a moverse y subir la cuesta. El trineo con el generador comenzó a subir también. Primero llegó a la cima el vehículo chileno, luego el primer carrier y entonces la fuerza de tiro fue mayor; el tren adquirió velocidad y el trineo subió y subió y ¡llegó a la cima del repecho!
Una vez allí, todos comenzaron a aplaudir y se abrazaban contentos. Desde esa posición sería más fácil llegar a la base y una vez allí el generador estaría a salvo.
Fue una maniobra compleja y difícil que afortunadamente salió bien, pero por sobre todo, fue un ejemplo de cooperación internacional e interinstitucional, que demostró que cuando las situaciones apremian, las personas son capaces de ser solidarias y dar lo mejor de sí en pos de un bien común.
Este hecho fue uno de los momentos que más me marcó en las variadas situaciones difíciles que he debido vivir, comandando gente, en las partes del mundo en donde me tocó estar y cada vez que lo recuerdo… me sigue emocionando...
A continuación, pueden ver un vídeo realizado por alguien que estuvo en la Base Artigas en esos días y quiso testimoniar el difícil momento.
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Hay mucho más para conversar sobre este y otros temas, así que para saber más sobre la Antártida y su historia, están invitados a seguirnos en Crónicas Antárticas...#CronicasAntarticas
Referencias:
- FONTES, Waldemar "Historia de la Base Científica Antártica Artigas 1984 - 25 años – 2009",
- UTE: "Nuestra energía en la Antártida: UTE en la Base Artigas" Presentación del libro
- libro digitalizado: "Nuestra energía en la Antártida: UTE en la Base Artigas"
- Blog de la dotación Antarkos 23
- Muestra de Arte "Ostara 2007"
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