A fines de 1979 Uruguay había decidido la estrategia a encarar con respecto a su posición sobre la Antártida. La República adhirió al Tratado Antártico, dejando constancia de la reserva de derechos que pudiera corresponderle acorde al Derecho Internacional y comenzó el proceso por el que el 7 de octubre de 1985, se transformó en Miembro Consultivo del Tratado Antártico.
El ingreso de Uruguay como Miembro Consultivo del Tratado Antártico, el 7 de octubre de 1985
por Waldemar Fontes
En 1985 el Uruguay respiraba aires de renovación. El 1º de marzo de ese año, había asumido el gobierno presidido por el Dr. Julio María Sanguinetti, poniendo punto final al llamado Proceso cívico-militar que había gobernado de facto desde 1973. En ese período, el mundo había cambiado y en la región todavía se recordaba el eco de la guerra por las Islas Malvinas y los cambios que en los países vecinos ocurrían.
En 1975, el Instituto Antártico Uruguayo había sido oficializado y se habían realizado intensas gestiones para analizar los posibles derechos de nuestro país sobre la Antártida, en vistas a la posibilidad de ingresar al Tratado Antártico firmado en Washington en 1959.
A fines de 1979, el Uruguay había presentado el depósito de adhesión al Tratado Antártico, dejando constancia de la reserva de derechos que pudieran corresponderle a la República, acorde al Derecho Internacional, pero aceptándose la normativa vigente.
En los dos años siguientes, fue muy intensa la actividad diplomática y ocurrieron varios sucesos dignos de recordar, pero queremos enfocarnos en el ingreso de Uruguay como Miembro Consultivo, tomando como fuente principal al General (R ) Ricardo Galarza, que en 1985 cumpliendo funciones como Presidente del Instituto Antártico Uruguayo, jugó un rol muy importante en el proceso de negociaciones que condujeron a la aceptación del país como miembro pleno del Tratado.
Galarza dejó varios testimonios escritos, destacándose un artículo del libro que en 2004 publicara el Instituto Antártico Uruguayo bajo el título “20 años de la Base Científica Antártica Artigas. Una historia uruguaya”, donde hizo un detallado relato del proceso que culminó con la aceptación del Uruguay como miembro Consultivo del TA.
En 1979, se había culminado un período de análisis sobre qué posición tomar con respecto a la Antártida, considerándose tres opciones: una era reclamar territorios, ignorando el Tratado Antártico. Otra podría ser unirse a los países que proponían declarar a la Antártida como Patrimonio Común de la Humanidad y la última, adherir al Tratado Antártico y trabajando acorde a sus normas, comenzar las gestiones para convertirse en miembro pleno, opción que fue la que se implementó.
En enero de 1980, se concretó el ingreso de Uruguay como Adherente al Tratado y entonces comenzó una etapa de definiciones.
En 1982, se comenzó a enviar científicos uruguayos a participar en los programas antárticos de países amigos. Se visitó la Estación de los EE.UU. en el Polo Sur y se participó activamente en las campañas antárticas de Argentina y de Chile.
En 1983 se continuó esa línea y se visitaron las instalaciones de Nueva Zelandia y se preparó el proyecto que culminó con la instalación de la Base Científica Antártica Artigas en diciembre de 1984.
En la XII Reunión Consultiva del TA, celebrada en Camberra, Australia en 1983, se concretó el ingreso de Brasil como miembro pleno del Tratado. En la misma reunión, se supo que China Popular planeaba solicitar su ingreso también, lo que animó a Uruguay a pensar que había llegado el momento de tomar una decisión.
El ingreso de Brasil, se había producido junto al de India, demostrando que el juego de equilibrio de poder entre las dos grandes potencias, la URSS y los EE.UU. y sus aliados, era la clave para lograr el consenso.
La Cancillería encaró una ronda de consultas sondeando los eventuales apoyos, de donde, surgía el siguiente posicionamiento:
Argentina venía de ser derrotada en la guerra de Malvinas y el país había ingresado en un momento de recuperación de una crisis social y económica, bajo la Presidencia de Alfonsín. Si bien la reserva de derechos planteada por Uruguay al adherir al Tratado, había causado malestar en la Cancillería argentina, el nuevo gobierno democrático no se puso a favor ni en contra.
EE.UU. que había impulsado el programa científico de nuestro país, puso énfasis en definir la consistencia del mismo, manteniendo una posición expectante, sin manifestarse a favor o en contra.
Francia, Rusia, Bélgica e India, mostraron una posición dubitativa, que hacía suponer una eventual objeción. Eso generó apresurados esfuerzos diplomáticos, ya que la información se obtuvo sobre la fecha de la Reunión y por contactos no oficiales.
En la revista Jaque, del 17 de octubre de 1985, decían: “la U.R.S.S. tenía ciertas resistencias para aceptar la inclusión de China. El eventual veto soviético llegó inclusive a ser considerado como un factor de riesgo para la propia inclusión de nuestro país, desde que una resolución exclusivamente favorable a Uruguay (dejando por el camino a China Popular), hubiera debilitado algunos niveles de equilibrio que en la "tradición" del Tratado son considerados esenciales. Sin embargo la solución llegó, no descartándose por algunas fuentes la importancia que tuvo para tal fin, la entrevista que el Presidente Sanguinetti mantuviera con el Canciller soviético Edvard Shevarnadze en oportunidad de su viaje a fines de setiembre a la Asamblea General de Naciones Unidas…”
China, que presentaría su solicitud junto a la de Uruguay, abrazó con beneplácito la iniciativa de nuestro país. Nueva Zelandia, Noruega y Australia se manifestaron a favor de la propuesta uruguaya y Chile y Gran Bretaña fueron los dos aliados más poderosos con que se contó.
Chile, que era gobernado por el General Pinochet, tenía muy buenas relaciones con el Presidente uruguayo Tte. Gral. Gregorio Álvarez, brindando un invalorable apoyo cuando se construyó la base Artigas y en todo el proceso que siguió, incluso al retorno de la democracia, con el gobierno del Dr. Sanguinetti. -Explicaba el general Galarza: “La posición de Chile, incondicional y efectiva, buscaría posiblemente encontrar en Uruguay un aliado que le permitiera posicionarse mejor en la región. No debe olvidarse la situación planteada con Argentina, a causa de litigios fronterizos primero y de su posición frente al conflicto de Malvinas después”.
Gran Bretaña se constituyó en el principal apoyo a la estrategia uruguaya, destacándose el valioso aporte que significó la participación de Mr. John Heap, enviado especialmente para colaborar y asesorar a la delegación uruguaya en la preparación de todos los documentos que se debían presentar.
Contaba Galarza una anécdota con respecto a la posición de India, que no se presentaba favorable a Uruguay, por lo que se acercó a los delegados indios argumentando sobre el excelente relacionamiento que existía entre ambos Estados, el que había permitido que observadores uruguayos contribuyeran al acuerdo de paz en la frontera entre India y Pakistán, donde el propio Galarza había cumplido funciones como observador militar de la ONU, lo que había contribuido a lograr una posición favorable a la solicitud de Uruguay.
Pero aún queda por resolver el último obstáculo. Ya finalizando la reunión, la delegación de Bélgica propuso que se votaran por separado las solicitudes de ingreso, primero la de China y luego la de Uruguay.
Eso podía significar que si era rechazada la solicitud de China, la que tenía algunas oposiciones, la solicitud de Uruguay también sería rechazada, pero una decidida intervención de la delegación chilena, planteó que se votara por ambas solicitudes juntas, lo que finalmente se hizo, salvando la situación que culminó con la aprobación en la XIII Reunión Consultiva del Tratado Antártico, del ingreso de Uruguay y de China Popular como Miembros Consultivos del TA.
Esta concreción fue posible por varios factores, entre los que se destacan: El apoyo invalorable de Chile y de Gran Bretaña. La coyuntura internacional, donde influyó el destacado relacionamiento diplomático de quienes participaron de las negociaciones y además, el momento de apertura democrática que se vivía en nuestro país, factores estos que abrieron una nueva etapa al desarrollo antártico del Uruguay, transformándolo en un referente para otros países que luego presentaron su solicitud de ingreso.
La delegación uruguaya en Bruselas, estuvo integrada por el General Ricardo Galarza y por el Dr Roberto Puceiro.
Dr. Roberto Puceiro |
Durante el Seminario que realizó el IAU en noviembre 2004, el Doctor Puceiro, contó que cuando estaba preparando la documentación para el ingreso de Uruguay al Tratado Antártico, tuvo oportunidad de ofrecer una charla para un grupo de niños de una institución católica.
Contaba que los niños se interesaron mucho por el tema antártico y cuando él les contó que se iba al exterior a lograr que nuestro país fuera admitido como miembro consultivo del Tratado, una monja les dijo a los niños que rezaran para que Uruguay fuera aceptado...
Cuando él regresó, contento con el logro de que Uruguay hubiera ingresado como miembro pleno, uno de los niños le envió un mensaje, recordándole que ellos habían estado rezando todo ese tiempo…
La anécdota, que fue contaba por el propio Puceiro al cierre del Seminario, resultó muy emotiva para todos los presentes, porque reflejó que ese niño, a pesar de ser tan pequeño, había comprendido la importancia de que nuestro país fuera aceptado como miembro pleno del Tratado Antártico.
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Hay mucho más para conversar sobre este y otros temas, así que para saber más sobre la Antártida y su historia, los invitamos a seguirnos el sábado próximo, en Crónicas Antárticas, por Radio Uruguay.
#CronicasAntarticas
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Referencias
Galarza, Ricardo. “El ingreso de Uruguay al Tratado Antártico”, Tomado de la Publicación del Instituto Antártico Uruguayo “20 años de la Base Científica Antártica Artigas. Una historia uruguaya”. Distribuida en el Primer Simposio sobre actividades e investigación científica en la Antártida. Montevideo, 2004.
Prof. Dr. Roberto Puceiro Ripoll "Uruguay y el Tratado Antártico" , Tomado de la Publicación del Instituto Antártico Uruguayo “20 años de la Base Científica Antártica Artigas. Una historia uruguaya”. Distribuida en el Primer Simposio sobre actividades e investigación científica en la Antártida. Montevideo, 2004.
Semanario Jaque: “Antártida: un nuevo status uruguayo” Montevideo, 17 de octubre de 1985
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