sábado, 29 de septiembre de 2018

Cuando la Poesía nos reunió



En la base Artigas organizamos un taller de poesía y fuimos descubriendo talentos ocultos que sin asombrar, nos deleitaron a todos y comprobamos que cualquiera, incluso aquellos que parecían los más duros e insensibles, eran capaces de leer una poesía y, hasta de escribir unos versos. Supimos, que en un rinconcito del corazón de cada persona que inverna en la Antártida, la poesía está latente y solo espera el momento, para fluir.


Cuando la poesía nos reunió.
por Waldemar Fontes


El invierno de 2009 fue muy frío, con bajas temperaturas que congelaron el mar, causando muchos problemas al funcionamiento de las bases antárticas. 

Un terrible incendio había destruido por completo el gimnasio de la base chilena Frei, donde todos nos reuníamos para practicar deportes, pero sobretodo, para compartir actividades sociales y culturales que enriquecían notablemente la convivencia entre las dotaciones.

Desde hacía años, era una tradición organizar los juegos de invierno, una competencia deportiva entre delegaciones de las bases cercanas, lo que era muy esperado, como los juegos olímpicos y con el mismo espíritu de aquellos eventos que organizaban los griegos, cada año las dotaciones preparaban a sus atletas para la competencia… pero ese año no sería posible, pues la pérdida del gimnasio, complicaba todas las actividades. Entonces, en una conversación entre los jefes de base, surgió una idea: -¿Si hacemos algo diferente? ¿Qué tal un encuentro para leer poesías?

Sacada de contexto, la propuesta parecería utópica o fuera de lugar, pues podría pensarse -¿cómo en un entorno donde la mayoría de la gente que estaba invernando eran trabajadores, militares o científicos, podría encontrarse interés en la poesía?

Pero, la propuesta no había surgido de la nada, sino que los jefes de bases que se habían reunido en aquella ocasión, tenían una sensibilidad especial que los hizo percibir que la idea, era posible.

Una de las coincidencias más notables, era que el jefe de la base Gran Muralla de China, un médico militar con larga experiencia embarcado y en trabajo en regiones extremas, era además un reconocido poeta en su país, con varias obras publicadas, quien rápidamente apoyó la propuesta, poniéndose a disposición para leer sus poesías. 

A eso se agregaba que el jefe de la base rusa, un técnico meteorólogo con numerosas campañas antárticas, era amante de la poesía y del arte y apenas planteada la idea, ofreció su base para albergar el evento.

A partir de estos apoyos se comenzó a trabajar febrilmente en cada base, para preparar, ya no a los atletas de los juegos olímpicos, sino a los poetas del Olimpo que, escondidos en cada antártico, surgieron ante la inspiración que la Antártida ofrecía.

En nuestra base Artigas, organizamos una serie de talleres de poesía y comenzamos a reunirnos en el “reservado”, el saloncito donde se alojaba la biblioteca, a la entrada del comedor. 

Allí fuimos descubriendo talentos ocultos que sin asombrar, nos deleitaron a todos y comprobamos que cualquiera, incluso aquellos que parecían los más duros e insensibles, eran capaces de leer una poesía y, hasta de escribir unos versos.

El fruto de aquel taller de poesías lo plasmamos en un tríptico con las composiciones que crearon los poetas de la dotación Antarkos 25 y lo publicamos en el blog que manteníamos, con noticias e información de la Base Artigas en la campaña 2009.

Con lo practicado en esas jornadas, fuimos a participar del Primer "Día de Lectura de Poesías", organizado en la Base Bellingshausen el 16 de octubre de 2009, con la participación de delegaciones de poetas de las bases de Rusia, Chile, China y Uruguay.

En la ceremonia de apertura, el jefe ruso, Alexander Kutsubura, dio la bienvenida haciendo alusión a las festividades de primavera que se hacen en Rusia cada año al finalizar el invierno, llamadas “Maslenitsa”, donde es tradicional que se comparta la comida y nos recibió con unas bandejas repletas de panqueques rusos, preparados especialmente para la ocasión por su cocinero y por toda la dotación.

En el día de lectura de poesías, se leyeron 13 obras escritas por miembros de las dotaciones de esta invernada, especialmente para la ocasión y se leyeron también, poesías de otros autores.

Con respecto a nuestra delegación, escribieron y leyeron sus poemas: Walter Monzón: "Conquista blanca"; Carlos Odera: "Antártida amiga"; Wilder Acosta, "Ojos blancos"; Fernanda Silvera: "Hermosa blancura", y Waldemar Fontes: "Soledad entre las nieves".

Además, se leyeron obras de otros autores, destacándose las lecturas de Silvana Ferrero que leyó versos de Delia Musso y Bernardo de los Santos, que leyó "Antártida" de Silvia Peruggia.

La Dra. Silvana Benítez, leyó un poema de Johann Jamneck, integrante de la expedición de Sud África SANAE 48, fallecido pocos días antes, en un accidente en la Antártida, titulado: "Fuerza infinita", con el que quisimos rendirle homenaje.

Además de nuestras obras, las demás bases presentaron también sus poesías, leyendo cada uno, en su idioma y con la expresión propia de su cultura.

Para complementar la crónica, los invito a escuchar una historia de Marosa la Foca curiosa, que escribimos en aquellos días, titulada: “Los poetas de las nieves” y que dice así:

Ya avanzaba la primavera y se veían los indicios de deshielo. Estaban llegando las aves en busca de sus nidos del año anterior y también los pingüinos. 
La vida se renovaba con la llegada de la primavera y los corazones de quienes pasaron el invierno en la Antártida, florecían. 
Marosa estaba reposando sobre un pequeño témpano que se movía ondulante al compás de las olas que rompían cerca de la playa de la base Artigas, cuando Borravino saltando como una flecha desde abajo del agua, quedó paradito a su lado, sacudiendo su plumaje y verificando que no lo seguía ninguna foca leopardo. 
Marosa contenta de tenerlo de nuevo, después de tantos meses de separación, lo saludó y le pidió que contara alguna de sus aventuras. 
Mientras Borravino contaba de su viaje, vieron a una persona, que solitaria, se sentaba sobre unas rocas a cubierto del viento y se quedaba allí, lánguida, mirando al mar que con sus brisas la mantenía en suspenso, como atrapada.
-¿Qué estará haciendo? Preguntó Borravino 
-Creo que escribe algo, dijo Marosa. –Mira, tiene un cuaderno en sus manos. 
-Acerquémonos, dijo el pingüino. 
Sumergiéndose en las transparentes aguas, nadaron silenciosamente hasta la pequeña caleta que se formaba entre los riscos y el peñón que estaba coronado por la baliza.
Marosa quedó flotando, con la nariz apenas asomada y Borravino, salió del agua, acercándose a la persona, que miraba el mar y tomaba notas, sin hacerle caso.
-¡Oh! Antártida amiga… dijo la persona de repente. 
El pingüino se sorprendió y se acurrucó contra unas piedras, escuchando sin molestar. Y la persona siguió: 
-Me adoptaste cuando llegué, Antártida amiga. Fuiste como una madre, ...Con tus blancas manos abrigaste las mías.
-Es un poeta, se dijo el pingüino y esperó, viendo como seguía.
-Nunca supe, que estuve en las sombras… hasta que vi su luz.; …y me cegó. Y siguió diciendo
-Como en un sueño profundo, Igual que pocos en el mundo que hasta aquí han llegado, ...soy yo un privilegiado, complacido día a día. 
De repente, otra voz, surgió. Era otra persona que estaba también inspirándose y dijo: 
-Hermosa blancura... que me deslumbras, ...tus paisajes son muy llamativos ... y nos haces tenerte respeto y miedo a la vez... 
-¡Más poetas!, ¿qué estará ocurriendo?- se preguntó el pingüino, pero antes de tener respuesta, otra persona también elevó su voz, diciendo: 
-Me enseñaste a quererte, respetarte y protegerte… me enseñaste a conocerte, fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. 
-Al verla, ciego me quedé. Contestó el primero y siguió otra persona:
-Ciego de amor, ciego de blancura. -y los poetas seguían...
-Tierra, de paz y de ciencia, te rendimos homenaje. A los que supiste encantar y de los cuales heredar, la pasión por conquistarte, hoy quiero en versos declararte, que soy, el conquistador conquistado
Borravino, ya totalmente compenetrado por la poesía y el inspirador entorno, no sabía a quién escuchar, así que extasiado se sumergió en las aguas y nadó eufórico, pensando en lo que otros antárticos habían escrito en la Resolución 2 (1996) - RCTA XX, Utrecht, sobre los Valores estéticos de la Antártida:
...Reconociendo que el carácter singular de la Antártida de por sí representa una inspiración para proteger sus valores;  Recomiendan: Promover el entendimiento y aprecio de los valores de la Antártida, particularmente de sus valores científicos, estéticos y de vida silvestre, incluyendo mediante: a) oportunidades educativas, sobre todo para los jóvenes, y b) la contribución de escritores, artistas y músicos.

Al final de la jornada poética, los jefes de las bases participantes, firmaron un documento, que exhortaba a las futuras dotaciones a continuar con este "Día de lectura de Poesías", invitando a que el mismo se organizara cada año en una base diferente.

Lamentablemente, hasta ahora no se ha repetido algo similar, pero sabemos, que en un rinconcito del corazón de cada persona que inverna en la Antártida, la poesía está latente y solo espera el momento, para fluir.

.oOo.

Hay mucho más para conversar sobre este y otros temas, así que para saber más sobre la Antártida y sus historias, los invitamos a seguirnos el sábado próximo, en Crónicas Antárticas, por Radio Uruguay.
#CronicasAntarticas





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