sábado, 21 de julio de 2018

Incendios en la Antártida



El fuego es uno de los mayores peligros para las dotaciones antárticas y ninguna prevención es poca ante este implacable enemigo que en segundos puede consumir años de esfuerzo y poner en peligro las vidas humanas. 


Esta crónica fue preparada para “Proyección a la Antártida” del programa Proa al Mar del sábado 21 de julio de 2018, trasmitido por Radio Uruguay

Incendios en la Antártida


por Waldemar Fontes
La Antártida, a pesar de ser la mayor reserva de agua dulce del mundo, por la sequedad del aire y las escasas precipitaciones es también el mayor desierto del planeta. 

Allí las temperaturas de extremo frío obligan a que el ser humano requiera de refugios calefaccionados para poder sobrevivir y esto ha sido la causa de muchos accidentes a lo largo de la historia de la presencia humana en la Antártida. 

Hace unos días recibimos la triste noticia del incendio del edificio de la Capitanía de Puerto de la Bahía Fildes, una hermosa y moderna construcción finalizada en 2009, donde se alojaba la dotación de la Armada de Chile que mantenía esas instalaciones, con la misión de dar apoyo a la navegación en la zona y contribuir a la protección del medio ambiente. 

Las pérdidas fueron totales y en pocos minutos desapareció una instalación que cumplía una importantísima función para todos los operadores antárticos que habitualmente allí trabajan. 

A poca distancia de la Capitanía de Puerto, se halla un destacamento de bomberos, que es parte de la seguridad del aeródromo chileno Tte Marsh y a pesar de su rápida actuación, no fue posible contener las llamas, pues es imposible en esas latitudes contar con un flujo de agua líquida continuada como para apagar un fuego de esas proporciones, pues el agua se congela en las mangueras y tuberías. 

Este no ha sido el primer incendio que se produce en el conglomerado de instalaciones chilenas que se conoce como Base Frei, pero que incluye el aeródromo, la base naval, la base de la Fuerza Aérea, la Base Científica Escudero y la Villa Las Estrellas donde habitan las familias de algunos funcionarios. 

En 1987, había ocurrido un incendio con la pérdida de una vida, tal como lo contaba Orosmán Pereyra en sus relatos de ese invierno. 

En el año 2007, el propio destacamento de bomberos del aeródromo Tte Marsh sufrió los embates del fuego, quemándose completamente, incendiándose hasta los camiones bomba, que no pudieron ser evacuados a tiempo. 

Otro incendio de proporciones ocurrió en 2009, cuando se quemó totalmente el hermoso gimnasio que era compartido por todas las bases y que era un centro de las actividades sociales, muy apreciado. 

La historia de incendios en la Antártida es larga y ya en la primer invernada programada hubo un accidente cuando la expedición británica de Borchgrevick, instalada en el Cabo Adare en febrero de 1899, fue afectada por el incendio de una de las cabañas, donde una vela habría quemado un colchón, propagándose las llamas a toda la casa, poniendo en riesgo la vida de los expedicionarios, perdiéndose todo lo que había en la cabaña. 

Ese incendio sirvió para alertar que en futuras expediciones, no debería almacenarse todo en una única cabaña, sino que era necesario distribuir los alojamientos y los depósitos en dos o más ubicaciones, separadas unas de otras para prevenir que en caso de que una se quemara, las otras sirvieran como refugio a los sobrevivientes. 

Los países que tienen más bases y los que llevan más tiempo instalados en la Antártida, han sido los que más accidentes tienen en su haber. A continuación, enumeramos algunos: 

En 1948, en la Bahía Esperanza, donde hoy se ubica nuestra estación ECARE, se incendió la casa conocida como Trinity House de la base D, muriendo dos personas. 

En 1984, ocurrió un tragicómico suceso en la Estación argentina Almirante Brown, en la Bahía Paraíso, cuando el médico de la base, que no quería permanecer en el invierno, prendió fuego a las instalaciones obligando a la evacuación de la misma, la que después de años, fue reconstruida. 

En mayo de 1991, ocurrió un incendio en la base McMurdo de los EE:UU., quemándose por completo una capilla que en el invierno se usaba como depósito de instrumentos musicales y sala de ensayos de la banda que tenía la base. En una noche de sábado, mientras la banda estaba tocando se produjo el siniestro que consumió todo el edificio 

En setiembre de 2001, durante una fuerte tormenta con vientos de más de 80 nudos, se incendió el laboratorio Bonner Marine, de la estación científica británica Rothera, con pérdidas totales, sin lesionados. 

El 10 de setiembre de 2005, el fuego destruyó instalaciones de la base argentina Belgrano II, sin provocar víctimas. Las llamas comenzaron por una falla en el sistema de calefacción y a pesar del siniestro, la base siguió funcionando normalmente. 

A fines de julio de 2007, la escuela de la Base Esperanza, de Argentina, fue afectada por el fuego, destruyéndose por completo. Según informaba Página 12 del 31 de julio 2007: “Aunque el personal pudo detectar rápido el pequeño foco de fuego, tuvo menos suerte en controlarlo. “Una hora y media después ya no había edificio”, relató el jefe de la base. Las llamas arrasaron con las aulas de enseñanza primaria, la sala de computación… y el patio cerrado donde los 17 chicos aprovechaban los recreos. La tristeza de los chicos no entendía las razones dadas por los mayores, como por ejemplo, que los incendios son frecuentes debido a los vientos – suelen registrarse ráfagas de más de 200 kilómetros por hora– y la combustibilidad de los aislantes, o que gracias a la debilidad excepcional del viento, registrado esa tarde, se pudo preservar una casa y un depósito cercanos al colegio. 

En ese mismo 2007, se produjo el incendio del rompehielos Almirante Irizar, de la Armada Argentina, cuando regresaba de su campaña antártica, lo cual significó una enorme pérdida no solo para los argentinos, sino para todas las partes que se beneficiaban con su apoyo en las regiones antárticas. Afortunadamente no hubo víctimas en ese incendio y el Irizar, luego de 10 años de reparaciones, en este año 2018, volvió a navegar en la Antártida. 

El 5 de octubre de 2008, un serio accidente ocurrió en la base rusa Progress, ubicada en las colinas de Larsemann, en la bahía Prydz en la Antártida Oriental, cuando un incendio afectó las instalaciones, destruyendo entre otras cosas, la sala de radio, por lo que quedaron aislados sin poder solicitar auxilio hasta dos días después. En ese siniestro falleció un operario y hubo varios heridos, los que fueron trasladados a la base china Zhong Shan, distante a unos dos kilómetros de allí. 

En mayo de 2009, se incendió la histórica cabaña denominada “A-frame”, en la base Scott de Nueva Zelanda, a causa de una chispa que encendió restos de combustible derramados de manera accidental sobre el piso, provocando la pérdida total de la misma. 

incendio de la Base Ferraz en febrero de 2012

Uno de los incendios más trágicos ocurrió en la Base Ferraz de Brasil, cuando al finalizar la campaña de verano, en la madrugada del sábado 25 de febrero del 2012, una explosión en la zona de los generadores ocasionó un fuego que se propagó rápidamente a los laboratorios, consumiendo la base, que era como un gran barco, todo unido por corredores. 

En esa tragedia fallecieron dos marinos de la Armada de Brasil, que intentaron contener las llamas y hubo varios heridos de menor entidad. Las pérdidas fueron totales, pero la base se comenzó a reconstruir rápidamente, sin dejar de funcionar del todo y la nueva edificación estaría quedando habilitada nuevamente para el próximo verano. 

En nuestra base Artigas, también han ocurrido algunos incidentes, afortunadamente menores, como el incendio de la casilla de la bomba de la toma de agua en el lago Uruguay en 2006 o un anecdótico caso en que se incendió una carpa del campamento de glaciología donde trabajan investigadores de Uruguay y de China en el verano de 1991-1992 en las alturas del glaciar Collins, de donde se pudo extraer importantes enseñanzas, sin lamentar víctimas. 

El fuego es uno de los mayores peligros para las dotaciones antárticas y ninguna prevención es poca, ante este implacable enemigo que en segundos puede consumir años de esfuerzo y poner en peligro las vidas humanas. 

Pero para saber más sobre la vida en la Antártida, los invitamos a seguirnos en 


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