Hace unos días, la prensa anunciaba el hallazgo de agua líquida en el Polo Sur del planeta Marte. Los científicos ya han comprobado que en rocas debajo del hielo, en la Antártida, hay sistemas vivos que han generado su propio ecosistema. Lo mismo pasa en lagos debajo del hielo, por lo que si en esta otra Antártida, la del Polo Sur de Marte, hay agua, es muy posible que haya allí también alguna forma de vida, recreándose el misterio de las cosas por descubrir que han hecho siempre a la humanidad progresar y aventurarse al más allá…
Esta crónica fue preparada para “Proyección a la Antártida” del programa Proa al Mar del sábado 28 de julio de 2018, trasmitido por Radio Uruguay
Hielo en el Polo Sur de Marte |
De la Antártida a la Luna, a Marte y más allá
por Waldemar Fontes
Hace unos días, la prensa anunciaba el hallazgo de agua líquida en el Polo Sur marciano, la que se mantendría en ese estado debido a unas especiales condiciones, bajo una gruesa capa de hielo, con temperaturas en la superficie de 120 grados bajo cero.
Esto nos llevó a repasar el pensamiento del Profesor Julio César Musso y a su concepto de espacio de naturaleza, que analizaba en su libro “Antártida Uruguaya” [1], publicado en 1970 donde decía: “El tema dominante y objetivo de este libro es el Continente Antártico en general, así como de la Antártida Uruguaya, en particular. Este objeto, a la par que amplio y original, requiere cuidadoso enfoque y permanente auxilio de múltiples disciplinas científicas, jurídicas, tecnológicas y políticas. La subordinación de éstas al tema central y dominante, es debido a que Antártida constituye un espacio de naturaleza, similar en concepción, a otros espacios no pertenecientes a Estado alguno, cual resulta el altamar océano, profundidades, suelos y subsuelos marítimos, atmósfera terrestre, espacio ultraterrestre, cuerpos celestes, fueren planetas o satélites naturales".
El
pensamiento de Musso, un autodidacta con formación en Derecho y ciencias
biológicas se nutrió de fuentes que eran las más modernas en su tiempo, explicando que mientras que “para el derecho,
el espacio está asimilado a territorio, para la ciencia, el espacio está
determinado por el medio que domina el objeto de la investigación … mediante
las cuales se interpretan o se conocen los fenómenos naturales.
Y seguía: Constituyen
espacios de naturaleza, para la ciencia entonces, los siguientes: espacios
ultra -terrestres, siderales incluso, los cuerpos celestes, en especial los planetas
y satélites naturales, la atmósfera terrestre, la superficie sólida de la
tierra (continentes, islas, archipiélagos), el alta-mar de superficie, las
profundidades marinas, los fondos, suelos y subsuelos del alta-mar océano,
Antártida, las profundidades terrestres, ondas y bandas hertzianas -, etc.
Estos micro-espacios tienen su contra-partida en los micro-espacios, entre los
que se destacan las partículas subatómicas.
Musso explicaba, que si bien al momento de escribir
sus libros la humanidad aceptaba la multiplicidad de espacios de naturaleza, no
ocurría lo mismo a comienzos del Siglo XX, puesto que en aquella época solo se
podía acceder físicamente a la superficie sólida terrestre o la superficie del
mar. A estos espacios los llamaba
“espacios convencionales”, pero según lo preveía, avanzado el Siglo XX y para
el futuro, el ser humano podría acceder a otros espacios de naturaleza,
empleando medios nuevos para penetrar en ellos.
El Profesor Musso explicaba: “El vínculo o instrumento de que hace uso el hombre, para su ingreso en
cualquiera de los espacios de naturaleza, está constituido únicamente por
vehículos instrumentados: telescopios, buques, submarinos, aeronaves,
batiscafos, astronaves, etc., fueren tripulados o teledirigidos”
Al estudiar los espacios convencionales, hacía un
análisis de cómo la evolución de los conceptos jurídicos de dominio de esos
espacios, influía en los medios o vehículos empleados para acceder a los
mismos.
Cuando se
efectuaron las aperturas de las rutas aéreas y submarinas, los instrumentos o
vehículos fueron asimilados al concepto de nave, en todo lo pertinente,
persistiendo la misma tendencia hoy día, para el tratamiento y asimilación para
las astronaves y satélites tecnológicos”.
En base a estos conceptos, surgía la forma de
acceder a los espacios de naturaleza como el antártico, donde a pesar de
existir reclamos territoriales, la dificultad de acceder físicamente a los
mismos impuso que se lo tratara conceptualmente, como al altamar, considerando
la Antártida como "res nullius",
es decir, bien de nadie.
Esto conlleva que se deban regular las actividades
de pesca, de tránsito y de navegación, mediante acuerdos y convenciones
internacionales.
Asimismo los espacios de naturaleza, como la
Antártida, los fondos marinos, el espacio exterior, planetas y satélites
naturales, deben ser considerados doctrinalmente como “res scientíficum", es decir, espacios sujetos fundamentalmente
a la investigación científica y operaciones pacíficas.
Cuando imaginamos la prédica del Profesor Musso,
pensábamos que su propuesta de enviar una expedición uruguaya a la Antártida, allá
por los años de 1960, sería hoy como intentar convencer a nuestros contemporáneos
de que Uruguay puede enviar una expedición a la Luna. Mas sorpresa nos llevamos
cuando al estudiar su obra, descubrimos que había analizado en detalle, las
semejanzas y diferencias de la Antártida con la Luna, comparando la manera en
que ambos espacios de naturaleza influyen sobre diferentes áreas de la Tierra,
planteando que era algo tan lógico enviar una expedición a la Antártida como lo
podía ser el emplear un telescopio para acceder a la observación de la
superficie lunar.
Confrontando la Luna con la Antártida, Musso
planteaba: “nada se opone a que se considere a la Antártida
como un sub-satélite natural terrestre, cuya característica de SUB, implica
condición terrestre no observable al norte del Paralelo sur, sesenta grados
Sur, en tanto que la Luna sí, es observable desde cualesquier coordenada
geográfica de la superficie terrestre… siendo digno de destacar, que si bien
Luna tiene importancia biológica decisiva en Tierra…, la importancia de
Antártida, como reguladora del clima de la tierra no lo es menos”, concluyendo que: “Antártida y Luna constituyen espacios de naturaleza exceptuados de
radicación humana y procreación de la especie por sí misma y, con lo cual, se
está ante espacios homólogos, desde el punto de vista jurídico”. [2]
El Profesor Musso, analizaba la llegada del hombre a
la luna, hecho acaecido en 1969 y lo comparaba con el proceso de descubrimiento
y conquista de la Antártida. A la luz de
la historia, la Antártida se conoce desde fines del siglo XVIII, aunque fuera
presentida por los geógrafos y sabios de la antigüedad, mientras que la Luna,
era conocida desde tiempos inmemoriales.
Esta comparación de ambos espacios de naturaleza,
viene al caso, porque la Antártida, aún antes de ser “descubierta”, estaba
entregada por el Tratado de Tordesillas (1494), a España y Portugal, mientras que la Luna, aunque haya sido
“conquistada” en 1969 por el arribo de vehículos apropiados, es un espacio de
naturaleza regulado por el Tratado del Espacio Exterior vigente desde 1963, lo
que determina que su exploración y utilización, “deberá hacerse en provecho e interés de todos los países, no pudiendo
ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u
ocupación, ni de ninguna otra manera”.
Resumiendo, el vehículo para acceder a los espacios
de naturaleza puede ser un objeto de conquista e intromisión o un medio por el
cual acceder al mismo.
En ambos casos, el empleo del vehículo de
penetración puede ser a la vez un medio para realizar investigación científica
y como tal debe aprovecharse.
Escribía Musso: “Cuando
mencionamos Antártida, hicimos énfasis de que es un Continente desierto, helado
y hostil, carente de población humana aborigen. En cuanto a los otros espacios,
fuere el alta-mar océano, la atmósfera, …suelos y subsuelos marinos, así como
el espacio ultraterrestre…, la investigación prescindió, de los vehículos
conductores, mediante los cuales, el hombre penetra, transita, extrae,
investiga e incluso guerreaba”.
Basado en esta conclusión, planteaba la importancia que debía
dársele al “medio conductor” como vehículo de acceso al espacio de naturaleza
antártico, ensayando una clasificación de los vehículos disponibles a través
del siguiente análisis:
“Un atento análisis sobre
los vehículos en general, nos permite distinguir tres categorías relevantes y
como sigue: [3]
Primero: vehículos fijos
tales como el microscopio, el telescopio, ultramicroscopio, periscopios y
modalidades convergentes. Mediante la operación con estos vehículos, el hombre
y en sitio, penetra en profundidades e identificaciones extraordinarias.
Segundo: vehículos móviles
teledirigidos, tales como aviones de piloto automático, astronaves conducidas
por robot, satélites de observaciones y siendo en todos los casos, el vehículo
esencial, la honda hertziana, de múltiples bandas, frecuencias y máximo
horizonte de operación.
Tercero: vehículos móviles
con rol de tripulación, buques, aeronaves, submarinos, rompehielos batiscafos,
astronaves, helicópteros, tractores polares, etc.”
Cada una de estas categorías
de vehículos, cuya indicación es únicamente a título de ejemplo y a los efectos
de establecimiento de distinciones básicas, puesto que la nómina puede
ampliarse, ha permitido descubrir, encontrar y ampliar, así como identificar,
cartografiar espacios de naturaleza antes ni siquiera concebidos.
La acumulación de
descubrimientos científicos, en base a cada categoría vehicular, permite un
reordenamiento científico de incalculables consecuencias. Ahora y en nuestros
tiempos, el concepto de descubrir, desvelar lo que estaba oculto, es
insuficiente. Veamos un ejemplo: Luna por todos es vista y por ello, no es
descubierta. Sin embargo, alunizar, es decir descender el hombre en Luna, tiene
los atributos propios del descubrir, más aquel que corresponde al traslado del
hombre a Luna
¿QUE ESPERAN LOS URUGUAYOS DE LA ANTÁRTIDA?
Con esta pregunta, el Profesor Musso comienza un capítulo de su
libro, reflexionando lo siguiente: “Buenos
augurios, esta es una pregunta que se las trae… Ilustra esta posición, una
vieja parábola revivida, en ocasión de haber excursionado en las Sierras de
Maldonado y conversado con los lugareños canteristas, extractores de puro
mármol y de granito.
Uno de ellos decía: el
hombre se ha desvelado en el pasado preocupado en transformar las piedras en
oro y nunca, dijo, se ha preocupado en la transformación de las piedras en
alimento, comida, sostén de los semejantes.
Ello viene oportuno, puesto
que luego del alunizaje de julio de 1969, se ha procurado hallar agua en los
testimonios pétreos importados a tierra”.
Nuevamente la referencia Antártida-Luna en la comparación de Musso
es muy ilustrativa para explicar a quienes en su tiempo no veían el porqué de
la vinculación uruguaya a la Antártida.
La búsqueda de agua, elemento esencial para la vida, ya estaba
imponiéndose como prioritaria en aquella investigación científica del espacio
exterior… entonces, ¿cómo no mirar hacia la Antártida, siendo que era la mayor
reserva de agua dulce existente en la Tierra, la cual estaba justamente allí
frente al territorio uruguayo?
Decía Musso: “Vincular Antártida a
Uruguay, implica de suyo un nuevo aspecto físico, que se suma a los ya
descriptos... La renuencia en considerar
la existencia de estos aspectos, es debido a la poca y ninguna atracción que
los nacionales de Uruguay sienten frente a la naturaleza desnuda y hostil. Sin
embargo esta etapa se requiere superarla por la subsistencia misma”.
En estos tiempos de crisis económica y de falta de recursos, el
concepto de Musso vuelve a adquirir vigencia y sobre todo si lo vinculamos a la
exploración espacial y al reciente descubrimiento de agua en Marte.
Los científicos ya han comprobado que en rocas debajo del hielo,
en la Antártida, hay sistemas vivos que han generado su propio ecosistema. Lo
mismo pasa en lagos debajo del hielo, por lo que si en esta otra Antártida, la
del Polo Sur de Marte, hay agua, es muy posible que haya allí también alguna
forma de vida, recreándose el misterio de las cosas por descubrir que han hecho
siempre a la humanidad progresar y aventurarse al más allá…
Para saber más sobre las Antártidas de éste y de otros planetas,
los invitamos a seguirnos en ·#CronicasAntarticas, el sábado próximo, por Radio
Uruguay.
-o0o-
[1] Prof. Julio C. Musso – AntártidaUruguaya – Ediciones El País, Montevideo, Uruguay – 1970. Prólogo
[2] Prof. Musso en “Antártida Uruguaya”
(obra citada): CAPITULO V - DE LA ANTÁRTIDA A LA LUNA - Páginas 14 a 15 del
original.
[3] Prof.
Musso en “Antártida Uruguaya” (obra citada): CAPITULO XX - VEHICULOS
CONDUCTORES V) Vehículos- Página 43 del original.
Basado en “Los Espacios de Naturaleza Antárticos, según el pensamiento del Profesor Julio C. Musso” de Waldemar Fontes, Noviembre de 2008
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