Juan Mario Nantes era aficionado a la meteorología, “un autodidacta” como explicaba en una nota de la Revista “Reporter”, publicada en Montevideo el 6 de agosto de 1961, donde contaba que comenzó a leer e informarse y de allí surgió su idea de avanzar en ese campo, atreviéndose a plantear su intención de participar en alguna de las campañas antárticas británicas, para invernar dos veces en la Base Faraday entre 1957 y 1961...
Juan Mario Nantes: un uruguayo en la Antártida.
Sus vivencias entre 1957 y 1961.
por Waldemar Fontes
La participación de uruguayos en actividades antárticas viene de larga data y en esta crónica, queremos recordar a Juan Mario Nantes, uno de los integrantes del Primer Consejo Directivo del Instituto Antártico Uruguayo que fuera designado en el Plenario de la 1ª. Convención Nacional Antártica (CNA), celebrada en Montevideo el 27 Abril de 1970.
En 1955, con 23 años de edad, ingresó a trabajar como funcionario contratado en la Embajada Británica en Montevideo y allí se empezó a interesar en los preparativos que se estaban haciendo para el Año Geofísico Internacional de 1957-1958.
Nantes era aficionado a la meteorología, “un autodidacta” como explicaba en una nota de la Revista “Reporter”, publicada en Montevideo el 6 de agosto de 1961.
En esa nota, contaba que a partir de su interés por las ciencias meteorológicas, comenzó a leer e informarse y de allí surgió su idea de avanzar en ese campo, atreviéndose a plantear su intención de participar en alguna de las campañas antárticas británicas.
La solicitud fue bien recibida en la Embajada y viajó a Londres a realizar un curso de meteorología, que lo habilitaría a participar de las campañas antárticas que se estaban preparando. Una vez finalizado el curso técnico, debió realizar un entrenamiento en las Islas Malvinas, que una vez aprobado, le permitió convertirse en el único expedicionario no británico de la dotación que se desplegaría para invernar en la Base Faraday, conocida como Base F, ubicada en la Latitud. 65° 15′ Sur, Longitud. 64° 16′ West en Marina Point, en la Isla Galíndez, del archipiélago Islas Argentinas.
En sus relatos, Nantes expresaba:
Las condiciones eran las siguientes: un promedio de 10 a 20 grados bajo cero de temperatura, con alguna marca de 46 grados bajo cero para matizar; oscuridad total desde mayo a fines de julio; luz perenne en diciembre y enero; silencio abrumador por una larga temporada (“los oídos silban por el silencio”). En ese ambiente vivíamos once hombres… mientras le explicaba al reportero, algunas normas que eran estrictamente aplicadas, por razones de convivencia y de seguridad, tales como; -nunca salir a esquiar sin perros, éstos son de una fidelidad a toda prueba y una ayuda fundamental en caso de accidente. Nunca quedarse solo, porque el silencio y la sensación de un infinito que surge del paisaje son demoledores y es posible -decía- que temperamentos no muy fuertes sufran las consecuencias de esas opresiones metafísicas...
Seguía contando: Nunca mimar a uno de los perros del “team” más que a los otros porque de esa manera lo único que se conseguiría es que los “otros” maten, por celos al preferido. Nunca olvidar los guantes en las casas cuando llega el momento de salir. Nunca tomarse demasiado a la tremenda las fobias y las filias de los compañeros de expedición...
Nantes recalcaba que a pesar de los momentos disfrutables que por supuesto había, no se podía descuidar la rigurosidad del trabajo, ni olvidar la seguridad, recordando que en su segunda invernada tuvieron la pérdida de un camarada que falleció en la Antártida.
Sobre el trabajo que desempeñó, explicaba que se hacían estudios sismográficos, topográficos, meteorológicos, biológicos. Y además resaltaba: -“hay que acatar al pie de la letra el trabajo interno del grupo; éste tiene un líder, un médico y un cocinero (con los domingos libres). Cada uno de los integrantes del grupo, deben encargarse de la limpieza de la base y de ayudar al cocinero”.
Seguía el relato contando sobre la calefacción de los edificios, con estufas a carbón y el consecuente peligro de incendios, que siempre los mantenía en alerta y destacaba un accidente que ocurrió en 1946, a causa de un Tsunami que se produjo luego de un terremoto, destrozando un depósito de víveres y ocasionando serios problemas a la dotación que allí habitaba.
Hablando de cómo manejar el tiempo libre, recordó que había una biblioteca con más de 300 libros y además siempre aparecía alguien que tocaba un instrumento musical y otro que cantaba. Nantes contaba: -Entre la Antártida y el mundo, el mundo de noticias, de vida agitada, donde pasan tantas cosas, había un cordón umbilical que era sostenido por la BBC, el que era reforzado con un programa semanal preparado para los habitantes polares. Produciendo además, una emisión especial para el Mid-Winter, con saludos para todos los que invernan en la Antártida. Gracias a unos de esos programas -decía- pude tener la emoción más grata de toda la estadía antártica: pude escuchar un disco que mi madre grabara en la Radio Carve y que fuera enviado a la BBC, el que resonó un día en la Base F, para un único, atento y exclusivo escucha...
Juan Mario Nantes, fue un pionero antártico y es poco conocido en nuestro país. En 1957, durante el Año Geofísico Internacional, invernó en la Antártida como meteorólogo e integrante de la dotación de la base británica Faraday. En 1958, estuvo en Londres procesando los resultados de sus investigaciones. En 1959 regresó a la Antártida para una segunda invernada, regresando a Londres para procesar los datos de su trabajo, volviendo a la Antártida, en la campaña de verano, para luego regresar a Montevideo, el 5 de mayo de 1961 y resfriarse, diciendo –“claro está que el resfrío es una cosa que no se conoce en el Polo Sur, pero que me espera cada vez que vuelvo a Montevideo…”
El relato completo de sus vivencias publicado en la Revista Reporter, fue reseñado por Mario César Fernández, que culminaba el reportaje escribiendo unos pensamientos de Nantes:
Ahora todo es recuerdo. Una colección de fotos. Una colección de diapositivas, Una película de 16 mm que se filmó y debe andar por Inglaterra. El orgullo íntimo de haber pertenecido a una organización cuya máxima figura era Sir Vivian Fuchs. Una selección memoriosa: “preferí los once compañeros del primer grupo: hubo menos problemas… tal vez porque yo sabía entonces menos inglés…” Y una experiencia que sólo puede resumir diciendo: “aquello es terriblemente hermoso”.
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Juan Mario Nantes es uno de los exploradores que deberían ser homenajeados en el monumento que bregamos construir en la Plaza Exploración Antártica.
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Referencias:
Mario Nantes, un uruguayo en el Polo Sur – Reporter Nº18 Montevideo, 9 de agosto 1961
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El proyecto está en marcha y es necesario obtener recursos para su concresión. La asociación Antarkos ha comenzado una campaña de recaudación de fondos, a través de su página web: www.antarkos.org.uy y desde aquí, al despedirnos, los invitamos a visitarla.
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Hay mucho más para conversar sobre este y otros temas, así que para saber más sobre la Antártida y su historia, los invitamos a poner Proa al Mar, rumbo al sur y seguirnos el sábado próximo, en Crónicas Antárticas, por CX 40 Radio Fénix, la emisora popular del Uruguay.
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