Por Waldemar
Fontes
Esta crónica fue preparada para el segmento “Proyección a la Antártida” del programa Proa al Mar del sábado 10 de febrero de 2018, trasmitido por Radio Uruguay. - Escuchar el programa.
En una calurosa tarde de
verano, el 9 de enero de 1968, un grupo de personas conversaba sobre el frío
que haría en la Antártida y uno de ellos, tenía una idea, una visión: Uruguay
debía estar en la Antártida.
Desde la azotea de la
casona de la calle Ascasubí 4286, en el barrio La Teja, se podía apreciar, la bahía del puerto de
Montevideo y desde allí, él lo sabía, era fluido el tránsito de buques hacia el
sur.
La bahía, protegida por
la Fortaleza del Cerro era, donde en 1776 la Corona Española había establecido
el Apostadero Naval, que ejercía jurisdicción, desde estas costas, hacia el
sur, incluyendo las tierras que se pudieran descubrir, en las heladas regiones
desconocidas.
En la misma zona, a
mediados del Siglo XIX, Samuel
Lafone había establecido un saladero y fundado un
pueblito con casas de teja, que dio nombre al barrio. Expandiéndose, comenzó
con la caza de lobos marinos en costas cercanas y luego, se fue más al sur,
tras la caza de ballenas, estableciéndose en las Islas Malvinas, a la vez que
se mantenía una línea marítima que por muchos años fue el principal medio de
transporte y comunicación hacia las Islas y el Cabo de Hornos.
La proyección uruguaya a
la Antártida, había quedado detenida luego de 1916, cuando el buque Instituto
de Pesca Nº 1, navegara al sur del
paralelo 60º en pleno invierno antártico, para volver a Montevideo y después de
años de navegación, depositar su estructura a corroerse hasta desaparecer en la
playa de Capurro, cerca de La Teja.
En el verano montevideano
de 1968, la potencialidad del puerto y su proyección al sur, seguían estando
allí. Solo faltaba un visionario que le diera forma y ese era el Profesor
Julio César Musso.
Diez años atrás, Musso
había emprendido una cruzada tratando de concientizar a la población y las
autoridades acerca de la importancia de participar de las actividades que se
venían gestando para la organización del Año
Geofísico Internacional 1957-1958, que culminara con la firma del Tratado Antártico de 1959.
En una nota publicada en
el Diario La Mañana, el 19 de marzo de 1961, Musso planteaba un “Proyecto
Nacional Antártico”, en donde proponía: crear una Comisión Uruguaya de Cooperación
Antártica, apoyar las actividades relacionadas a la caza de ballenas, fundar un
Instituto de Enseñanza del Antártico, publicar una revista Antártica y
planificar la primera misión científica uruguaya a la Antártida.
En base a este proyecto,
en junio de 1962, publicó el primer número de la revista, "Antártida
Uruguaya - por la creación de la Comisión Uruguaya de Cooperación Antártica",
en cuyo titular expresaba la siguiente propuesta.
En Montevideo, República
Oriental del Uruguay, el día nueve de enero de mil novecientos sesenta y ocho,
a la hora 10, se reúnen los fundadores del INSTITUTO ANTARTICO URUGUAYO, en el
local social de la calle Ascasubí 4286 de dicha ciudad, convocados
especialmente entre sí, a los efectos de aprobar los Estatutos de dicho
Instituto, conforme el texto ahora inserto en papel sellado números: B-2783804
y dorso, 2783805 y dorso, 2783806 y dorso, 2783810 y dorso, 2783811 y dorso.
2803554 y dorso, 2727726 y dorso y 2727727 y dorso hasta ante penúltima línea,
así como otras providencias concordantes.
Los Fundadores: Don Mario
S. Musso, credencial cívica BUB-2819, de nacionalidad uruguayo, don Mario H.
Mignot, credencial cívica BBB-15320, de nacionalidad uruguayo, Don Ricardo
Piaggio, credencial cívica BAB-11770 de nacionalidad uruguayo, Don Julio C.
Musso, credencial cívica BUB-3239, de nacionalidad uruguayo y Don Fernando C.
Souto, credencial cívica BCA-40455, de nacionalidad uruguayo, RESUELVEN:
PRIMERO: Aprobar
íntegramente el texto de los Estatutos que regirán al Instituto Antártico
Uruguayo, cuyo detalle precedente y conforme los folios ahora en papel sellado
ya citado, se someten a la consideración del Ministerio de Cultura, para la
obtención de la pertinente personería jurídica, de conformidad con el Artículo
21 del Código Civil de la República.
SEGUNDO: Designar en este
acto y por unanimidad, al señor Escribano Don Carlos A. Denby para la
presentación, protocolo, gestión y certificaciones notariales necesarias, para
la obtención de la pertinente personería jurídica.
TERCERO: Autorizar por
unanimidad y con las más amplias facultades, al Prof. Julio C. Musso, para que
acepte las modificaciones que pudiere indicar el Poder Ejecutivo, por la vía
pertinente, de estos Estatutos.
CUARTO: Constituir en
este acto, el primer Consejo Directivo del Instituto Antártico Uruguayo, con la
salvedad de que actuarán a plena responsabilidad civil y personal y hasta la
fecha de la pertinente autorización de la personería Jurídica.
SÉPTIMO: Habiéndose
agotado el temario de la reunión, con la aprobación de lo precedentemente
indicado, el Secretario da lectura completa del texto de la presente Acta de
Constitución, siendo la hora catorce, procediéndose a la rúbrica y firma, por
cada uno de los Fundadores.
CERTIFICO que las firmas
que anteceden son auténticas y pertenecen a las personas de mi conocimiento que
llevan los nombres de Mario S. Musso, Mario H. Mignot, Ricardo Piaggio,
Fernando Souto y Julio C. Musso. EN FE DE ELLO y a solicitud de parte
interesada, siento el presente que sello, signo y firmo en Montevideo y en la
precitada fecha.
Carlos A. Denby
En el grupo de personas
que firmaron el acta, figuran su hermano, Mario S Musso (fallecido en 1991), un
empresario vinculado al transporte de valores, en la empresa Juncadella Musso y
padrino de su hija, Delia y Ricardo Piaggio, cuñado de ambos, casado su hermana
Esther Musso de Piaggio.
El profesor Julio Musso, se dedicaba al transporte y tuvo diversos
emprendimientos, pero desde 1958, dedicó su vida a la prédica por lograr que el
Uruguay estuviera en la Antártida. Tenía tanta fe en su visión, que
hipotecó su casa de la calle Ascasubí, para disponer de dinero para seguir
adelante con su cruzada.
Julio César Musso, fue el
primer Presidente del Instituto Antártico Uruguayo y dirigió sus trabajos hasta
el 28 de agosto de 1975, fecha en que fue oficializado, pasando a depender del
Ministerio de Defensa Nacional, evolucionando hasta ser el pujante Instituto
estatal que hoy dirige las actividades antárticas de nuestro país.
Musso, nunca pudo conocer la
Antártida y en sus últimos años quedó relegado y su aporte, olvidado.
Murió en agosto de 1984, sabiendo que en enero de ese año, una misión uruguaya
había llegado a la Antártida por sus propios medios.
En este verano austral de
2018, una embarcación destinada a la investigación científica, fue botada en la
Base Artigas bautizada con su nombre, a manera de homenaje al fundador del
Instituto Antártico Uruguayo, hace 50 años.
Lancha científica "Prof. Julio C. Musso" lista para ser botada en al servicio en la Base Científica Antártica Artigas en enero 2018. Foto RRPP IAU |
Ver más información en el Blog de Antarkos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario