Salamino Pingüino, siempre apesadumbrado,
suspiraba solitario, triste y amargado.
salado y solitario, sin sonrisa en su saliminesco semblante.
Pero un día… una sorpresa alegró su fiambresco pecho
Tres salaminopingüinitos, trocaron su talante por un gran sonreír.
¡oh!
Salamino pingüino ahora sonríe sin prisa,
pues sus salaminopingüinitos le dan pura risa.
¡Qué risa tan salami la del sonriente pingüino,
que con tres pingüinitos cambió su destino!
¡oh!
¿Salamino Pingüino?
Qué salame trulubino.
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